Bizcocho fallido

Pues sí, dicen que la intención es lo que vale, y en este caso nos quedamos con eso. Fuimos a comprar, pagamos a la cajera, vinimos al cole y mezclamos ingredientes. Con mucho amor. Todo iba de maravilla...









¡Vaya trio!
 ¡Vaya equipazo!





Llegó la hora de meterlo al horno, con mucho cuidado para no quemarnos. Pusimos 150º (no eran suficientes) y los 30 minutitos en el horno. Cuando volvimos, nos llevamos una sorpresa y es que como dijo Saúl ¡¡el bizcocho estaba vomitando!! Aquí la prueba de ello... nos entró una risa nerviosa y nos dimos cuenta de que los grados no eran los adecuados. Así que decidimos subirlos y... al poco empezó a oler a quemado... Del resultado no tenemos fotos pero os aseguro que las risas que nos echamos compensaron el desastre.



Por cierto, que nadie piense que nos hemos rendido. En breve lo volveremos a intentar. Y es que nosotros ¡nunca nos rendimos!

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